domingo, 23 de septiembre de 2007

El sector ovino, entre la crisis de precios y la lengua azul



Se recoje aquí este comunicado de Asaja Sevilla (al que tuve acceso en la página web de EuroCarne.com) por los datos interesantes que se recogen en relación al ovino de carne. Dado que todas las explotaciones de ovino con orientación de leche tienen también una componente de producción cárnica, igualmente puede ser interesante para éstas:

El sector ovino, entre la crisis de precios y la lengua azul

Asaja Sevilla afirma que el sector ovino está sumido en una crisis de difícil solución. Desde Asaja Sevilla no ven un repunte del consumo ni se le espera. Nuestro país tiene un consumo muy bajo, que en las grandes zonas consumidoras está enfocado al lechazo, mientras que el cordero de más peso, como es el caso de los que se produce en las dehesas, tiene un bajo consumo, con la excepción de Aragón, donde el consumo de este tipo de carne es más significativo. La cifra española de consumo está estabilizada en 116-118.000 toneladas/año, lo que sitúa el consumo en el entorno de los 2,5 kilos por habitante y año, el más bajo de todas las carnes, siendo superado incluso por el conejo (3,5 Kgs/habitante/año) y lejos del vacuno 10-13 Kgs/habitante/año), más del pollo (sobre 27 Kgs/habitante/año) y del cerdo 67 Kgrs, aunque ahí se incluyen los embutidos.

Esta distribución del consumo es similar en el resto de Europa, por lo que no hay muchas posibilidades de incrementar las exportaciones. Analizando al situación por países, es viable cierto intercambio con Francia e Italia, mientras que es muy difícil el mercado británico, abastecido entre el British Lamb y las importaciones neozelandesas, y también es muy difícil lograr un incremento significativo del consumo en los países de centroeuropa, donde el consumo es muy bajo y sólo animado por la población inmigrante, como la comunidad turca en Alemania. Los países de Europa del este no son mercado, al menos de momento, para una producción de calidad como la nuestra.

Desde el año 1989 hasta el 2006, los precios se han mantenido estables a lo largo de estos 18 años. La cabaña llegó a 22,5 millones de cabezas y se situó en 2005 en 18 millones y hoy se estima en sólo 16,5 millones de cabezas, con una pérdida de 122.000 explotaciones. El sector caprino se muestra estable, con un censo de tres millones de cabezas, aunque con un descenso del 7% de las explotaciones.

Fijándonos en la partida de gastos, el pienso, que valía del orden de 0,15-0,20 euros según el año, se sitúa hoy por encima de los 0,27 euros, con lo cual un cordero de 23 kg, que es nuestra producción típica, asume un sobrecoste, sólo en alimentación, de 6-8 euros.

Hay que tener en cuenta que el ovino tiene una productividad baja, hay quién cuenta que vende cordero y medio por año, sin decir cuantos vende al siguiente, pero los números del cuadro evidencian que, en general, no se llega a vender un cordero por oveja, ya que el ovino necesita una alta reposición interna para renovar efectivos y que las bajas de corderos son más altas que en otras especies.

Pero entrando en costes, no sólo hay que considera el pienso pese a ser el más importante, el ovino necesita una mano de obra elevada, situación que sólo se puede aliviar teniendo una finca muy bien estructurada en cercas, puntos de agua, etc. Todo esto conlleva también unos elevados costes.

Además desde Asaja se quejan de los inventos de nuestros administradores, como la retirada de cadáveres, los repetidos saneamientos, la imposición del bolo ruminal (de momento parada) y otros que sin duda están por llegar, pues aquí todo se arregla con una Orden, Decreto o Instrucción, que en definitiva, supone un coste al ganadero.

Este panorama se agrava con la llegada de un nuevo serotipo de lengua azul a nuestra comunidad, que a diferencia de los brotes anteriores, está causando una gran mortandad en la cabaña ovina, provocando enormes pérdidas y la irritación de los ganaderos ante la falta de agilidad de la Administración, que no articula medidas eficientes para resolver el problema, sino que ni tan siquiera es capaz de retirar en un plazo prudencial los cadáveres de las explotaciones afectadas, agravando así el problema sanitario y multiplicando los focos de contagio.

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