viernes, 4 de enero de 2008

Lecciones no aprendidas.



Parece ser que ASAJA en Castilla y León comparte la opinión de la mayoría, y a pesar de las medidas de apoyo anunciadas por la Junta de Castilla y León, se movilizará hoy día 04 de Enero de 2008 en Valladolid. Como dice el presidente provincial de ASAJA en Zamora, Vicente Calzada, "la movilización de hoy en Valladolid será la primera de una serie de protestas que llevará a cabo este sindicato para que la consejera de Agricultura, Silvia Clemente, tome conciencia de lo que estamos pasando en este sector”. La noticia completa en este enlace.

Esta postura de continuidad reivindicativa me parece correcta. Pero, ¿porque van por libre? ¿Dónde quedó la unidad de acción? ¿No será que tras ganar las elecciones a Cámaras Agrarias en Castilla y León alguien les ha echado en cara que sólo la COAG continuaba con las protestas en Madrid?

Las OPAs siguen sin aprender la lección, y tienen más interes en defender sus posiciones que en defender a los verdaderos afectados. Y eso que todas querían hacerse abanderadas de ser defensoras de los ATP. Resulta patético ver como dejan desvanecer el gran efecto reivindicativo que tendría una unidad de acción. Seamos sinceros, ¿cómo nos van a tener en cuenta?

miércoles, 2 de enero de 2008

Ayudas al sector ganadero de Castilla y León



La noticia la veía hoy en agroprofesional.com. En la Junta de Castilla y León llevaba anunciada desde el pasado día 20 de Diciembre de 2007.

En sí es una buena noticia, ya que se trata de ayudas directas. Falta ver como se articulará su solicitud, y su reparto. Por otro lado, no se hace frente a las grandes causas de los grandes problemas de la crisis. Tampoco culparemos a la Junta de Castilla y León, porque eso ya cae dentro de las competencias del MAPA y del Gobierno Central en general.

Aquí se recoje el contenido de la noticia:

FUENTE:
Consejería de Agricultura y Ganadería

DESCRIPCIÓN:
La Junta de Castilla y León destinará 127 millones de euros y 1,5 millones de euros en bonificaciones fiscales al sector ganadero de la Comunidad durante el año 2008.

FECHA DE PUBLICACIÓN DE LA NOTICIA:
20 de diciembre de 2007

CONTENIDO:

Los efectos progresivos del incremento de los costes de producción y la rigidez de la demanda de los productos ganaderos está provocando momentos difíciles para este sector en toda España. Esta circunstancia motiva un apoyo decidido del Gobierno de Castilla y León especialmente sensible con el sector primario, fuente de empleo y riqueza en el medio rural.

Este apoyo se dirigirá a unas 30.000 explotaciones ganaderas y se desarrollará el próximo año en dos vertientes:

1. Actuaciones fiscales. Se aplicará una bonificación por importe de 1,5 millones de euros en:

La tasa por prestación de servicios sanitarios para la expedición de los documentos para el transporte y circulación de los animales. La bonificación que se aplicará será del 95% en ovino y caprino y del 75% en vacuno, porcino y en conejos.
La tasa por identificación animal, en concreto la bonificación será del 95% en ovino y caprino y del 75% en vacuno.

2. Ayudas públicas para la ganadería: Se pondrá a disposición del sector ganadero 127 millones de euros en actuaciones específicas que desarrollará la Consejería de Agricultura y Ganadería. Entre ellas hay que destacar:

a. Actuaciones de apoyo a la sanidad animal: 33 millones de euros.
b. Bonificaciones en líneas de seguros ganaderos: 8,7 millones de euros.
c. Inversiones en explotaciones ganaderas: 37 millones de euros.
d. Ayudas específicas a sectores ganaderos: 16,6 millones de euros.
e. Apoyo a las explotaciones ganaderas con limitaciones productivas: 16 millones de euros.
f. Mejora de la trazabilidad: 6 millones de euros.
g. Lucha contra las adversidades en la producción: 6,2 millones de euros.
h. Apoyo agroambiental: 3,2 millones de euros.
i. Compensación para el sector ovino-caprino en zonas de restricción sanitaria por lengua azul: 0,5 millones de euros

Con estas medidas el Gobierno de Castilla y León contribuirá al desarrollo de este sector, favoreciendo la modernización y la competitividad.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Despidiendo el año con una sonrisa...

No sólo, lo digo yo, también lo dice la última noticia que aparece en la portada de agroprofesional.com: "el año 2007 ha sido nefasto para la ganadería".



Pero, relajémonos un poquito y olvidémonos por un momento de los problemas, e intentemos ser optimistas confiando en que el nuevo año que va a entrar nos depare muchas buenas noticias que hagan borrar los malos recuerdos de este año 2007.

Y qué mejor manera que hacerlo con una sonrisa. Y todo ello gracias a la Oveja Shaun. Espero que os resulte entretenido. A vuestros hijos seguro que les encantará. Son muy originales, y además están relacionados con la vida en una granja en el campo.

Aquí encontrareis una serie de breves capítulos que he podido localizar en YouTube:

* Marcas en el cemento.
* El tractor estropeado.
* Paseo nocturno.
* El día de la colada.
* Hipo.
* Sábado por la noche.
* Abracadabra.
* Los montículos de los topos.
* La excursión.
* El extraterrestre.

La Oveja Shaun ha venido teniendo una presencia especial en este blog ya que los distintos personajes y ambientaciones de esta serie han venido sirviendo (con ligeros retoques de edición fotográfica) para las distintas cabeceras que he ido creando a lo largo de la muy breve historia de este blog de índole agrario.



Y para completar este artículo, un poquito de historia:

La Oveja Shaun ha nacido de la factoría de los mundialmente conocidos dibujos de Wallace & Gromit, más concretamente de la factoría Aardman Animations Ltd. Aparecía el personaje por primera vez en uno de estos dibujos en 1995.

Este personaje ha llegado a ser muy popular tal y como demuestra la aparición de una segunda temporada con un total de 20 nuevos capítulos de 7 minutos. Unido a los otros 20 capítulos de la primera temporada, acumulan 40 capítulos.

* Video-reportaje acerca de la Oveja Shaun (en holandés)

Precios agrarios del campo al cielo




Para finalizar con la serie de artículos que abordan el incremento de los precios agrarios he elegido este reportaje que aparece en el diario EL PAIS. Aunque se aborda la misma problemática que en los dos artículos anteriores, se reseñan algunos puntos que no aparecían en los dos artículos previos.

Precios agrarios del campo al cielo


El aumento de las cotizaciones en origen cogió a la UE con la despensa vacía

VIDAL MATÉ 30/12/2007


Tras mucho tiempo en una posición discreta y actuando incluso como freno al aumento de los precios al consumo, en 2007 estalló la alimentación. La subida espectacular de los precios de una serie de materias primas básicas para la alimentación animal y humana y su repercusión en el incremento del coste de los productos transformados han constituido el hecho más importante en los últimos 12 meses en el sector agrario y la industria agroalimentaria.

El pasado mes de noviembre, el incremento interanual del IPC se elevó al 4,1%, la tasa más alta en los últimos 22 meses, con una subida del 30,5% en la leche, el 14,1% del pan, 8,6% en quesos, 10,6% en los productos lácteos y el 11,4% en los pollos. El sector agrario se ha beneficiado de la nueva situación de precios al alza y ello ha supuesto reabrir el debate sobre el papel de la Política Agrícola Común (PAC) para el aprovisionamiento de materias primas. Pero, con la mirada puesta en los consumidores, las subidas también han vuelto a poner sobre la mesa el proceso de formación de precios de los productos transformados, desde los márgenes de las industrias agroalimentarias, hasta los aplicados por una distribución cada día en manos de menos grupos.

Los expertos temen que la subida experimentada en esta campaña no sea solamente una situación coyuntural, sino que nos hallemos ante el comienzo de una nueva fase en la que se acabe la alimentación barata. La situación actual, aunque con menos virulencia, se podría prolongar en el futuro ante la existencia de un nuevo escenario de las producciones y la demanda alimentaria mundial.

Las razones de las subidas

El incremento de los precios de las materias primas para la alimentación en su conjunto ha tenido un doble impacto. Para una parte del sector -cerealistas, productores de girasol o de leche de vaca- ha sido la cara de la moneda. Por el contrario, para las cabañas ganaderas de ovino, porcino, vacuno o conejos ha supuesto la cruz al no poder trasladar el incremento de 35% en los precios de los piensos a las cotizaciones de las carnes.

Esta situación de subidas de las materias primas ha respondido especialmente a cinco factores, algunos de los cuales se van a mantener en el futuro.

En primer lugar, por la existencia de unas producciones a la baja en el mundo provocadas por las malas cosechas en cereales y oleaginosas. España, debido al fuerte crecimiento de sus cabañas ganaderas intensivas como porcino, vacuno o la avicultura, es uno de los países del mundo más dependientes de las importaciones para la alimentación animal, con unas compras medias de entre 10 y 12 millones de toneladas anuales. Por este motivo, aunque la producción de cereales en la última campaña en España fue de 23,6 millones de toneladas, una de las más elevadas de la década, el comportamiento alcista de los precios se ha debido al funcionamiento y las tensiones de los mercados internacionales.

El incremento de los precios de los cereales, productos lácteos u oleaginosas se ha debido, en segundo lugar, a un aumento de la demanda en todo el mundo, muy especialmente en países asiáticos como China o India y del norte de África. El tránsito de más de 1.000 millones de personas de una economía de subsistencia a nuevos consumidores ha cogido a la oferta con el pie cambiado, provocando problemas de precios no sólo en países ricos que pueden pagar mayores precios, sino en países pobres que no pueden hacer frente a las nuevas cotizaciones.

En la subida de los precios de una serie de materias primas para la alimentación animal y humana, han jugado igualmente las operaciones especulativas de los fondos de inversión, que han vuelto a este tipo de opciones a la vista del comportamiento de los mercados.

El destino de producciones de cereales, oleaginosas o proteaginosas para la obtención de biocombustibles -reduciendo la oferta para alimentación animal o humana- ha tenido igualmente un impacto en la subida de los precios de las materias primas, aunque el volumen utilizado hasta la fecha no ha sido importante. Su efecto podría ser más elevado en el futuro.

Finalmente, en el caso de la Unión Europea, la subida de los precios en todos los países, no solamente en España, respondería en parte muy importante a la inexistencia de stocks en las producciones básicas. Frente a la política comunitaria anterior, las últimas reformas han impulsado la eliminación de los mecanismos de intervención para regular mercados y eliminar los stocks públicos. Con los mismos objetivos, en los últimos años se han desarrollado apoyos y medidas para favorecer el abandono de producciones agrícolas y ganaderas.

Almacenes vacíos

Fruto de esa estrategia, en la actualidad, la UE tenía sus almacenes vacíos en producciones como leche y derivados, cereales o carnes. Los responsables comunitarios han considerado que regular mercados mediante compras de excedentes era una política muy costosa. Así, de montañas de mantequilla, leche en polvo, cereales o balsas de aceite, se pasó a stocks cero, salvo en alcohol vínico o azúcar. Esa política se ha traducido en este momento en la necesidad de acudir a las importaciones a precios caros y que los consumidores paguen un doble impuesto. El primero, como ciudadanos comunitarios financiando las ayudas de la PAC y, en segundo lugar, pagando los alimentos más caros en la tienda, cuando el objetivo de la PAC era ofrecer una alimentación abundante y barata.

En medios agrarios no se descarta que la subida de los precios de las materias básicas en origen sea una razón más en manos de la Comisión Europea para justificar que los productores ya tienen unos buenos ingresos con los precios de los mercados y que no sería un trauma eliminar progresivamente las ayudas actuales al sector agrario. Bruselas, lejos de aumentar los fondos para ayudas directas al campo, tiene sobre la mesa una importante propuesta de recortes de las mismas hasta 2014 para destinar esos fondos al desarrollo rural. Una coyuntura como la actual, con precios elevados en origen, es igualmente un factor que puede utilizar la UE para seguir con los recortes sin deteriorar las rentas agrarias.

La estrategia comunitaria de reducir excedentes se justificaba en la posibilidad de acudir siempre a las importaciones para cubrir el déficit a bajos precios desde terceros países menos desarrollados y, a la vez, apoyar sus economías. Pero el tiro le ha salido por la culata a la UE. Los precios de las materias primas se han disparado en todos los mercados, y esos precios caros los están pagando los consumidores comunitarios, con alta capacidad adquisitiva, pero también los ciudadanos de los países pobres a quienes teóricamente se quería apoyar.

Los precios por sectores

En el comportamiento de las producciones y precios, cabrían destacarse las siguientes:

- Cereales: subidas medias por encima del 70% en el año donde las cebadas pasaron de 0,12 a más de 0,20 euros; los trigos blandos, de 0,13 a 0,24 euros, y los trigos duros, de 0,18 hasta 0, 36 euros. La subida se produjo por la mayor demanda mundial, malas cosechas en el exterior, stocks comunitarios a cero y, en menor medida, por su uso para biocombustibles. El incremento medio de los precios de los piensos superó el 35%.

- Girasol. Los precios en el campo pasaron de 0,24 a 0,45 euros el kilo de pipa por las malas cosechas en el exterior y la necesidad de importar.

- Ganadería. Los precios de la leche en el campo pasaron de 0,30 a 0,48 euros el litro por la falta de oferta en España y en toda la UE y por la reducción de la cabaña provocada por las reformas comunitarias y los abandonos.

El pollo ha subido por la reducción de la cabaña ante los precios de los piensos.

El principal motivo de la subida de los huevos ha sido la reducción de la cabaña de gallinas ponedoras ante la subida de los piensos.

El vacuno, el ovino y el porcino fueron la otra cara de la moneda en origen, aunque no al consumo. Precios estables o a la baja que se sumaron al incremento de costes de producción.

sábado, 29 de diciembre de 2007

¿Puede bajar el precio de los alimentos?



Relacionado con el artículo inmediatamente anterior de este blog he encontrado un artículo de opinión que aparecía en el diario económico Cinco Dias. En este caso se opina del problema de la subida de precios desde nuestro propio país y además desde la prensa económica. Se trata de la opinión de Carlos Molina.

Por su interés se reproduce su contenido íntegro:


CincoDias.com [Debate Abierto]
(03-12-2007)
Carlos Molina

¿Puede bajar el precio de los alimentos?


La subida de los precios de la alimentación ha pillado a contrapié al Gobierno y ha sido el principal responsable del fuerte avance del IPC, que creció un 3,6% en octubre y si se confirma el dato adelantado por el INE, se irá hasta el 4,1% en noviembre. La leche, el pan y la carne son los alimentos que más inflación han generado, con incrementos de precios difíciles de comprender como el de la leche, que ha subido un 24,2% entre enero y octubre, o el del pan, que supera el 13% en lo que va de año. Las malas cosechas de cereales durante la pasada campaña, el incremento de la demanda en grandes países como China o India, la irrupción de los biocarburantes y la eliminación de excedentes están detrás de la falta de cereales en el mundo y de la fuerte subida de precios de las materias primas, en primer lugar, y de los productos para consumidores, en segundo. El repunte de la inflación ha pillado desprevenidos a los dos Ministerios (Economía y Agricultura) más afectados por la subida de precios. Al Ministerio de Economía porque ha tenido que revisar las cuentas para calcular lo que le costará el desvío de la inflación (que podría superar los dos puntos) en materia de pensiones (cerca de 3.360 millones de euros) y en la revisión de salarios con cláusulas de garantía (que afectan a más de cinco millones de trabajadores). Por su parte, la subida de las materias primas ha traído al Ministerio de Agricultura la rebelión de ganaderos y agricultores, que se unieron para la celebración de una manifestación general para el 29 de noviembre que finalmente ha sido desconvocada por las ayudas que se han prometido al ovino y al caprino, los sectores más afectados por la subida de los piensos. Los ganaderos prevén que si los precios siguen al alza y no reciben compensaciones, el 25% de las explotaciones pueden acabar cerrando. Asumidos los primeros costes que va a suponer la subida permanente de precios, al Gobierno le queda la parte más difícil del camino si la inflación, tal y como apuntan los expertos, sigue alta durante al menos los próximos seis meses. ¿Tiene margen para que los precios puedan bajar al nivel del pasado verano?

Parece que no. La única vía que le queda al Ejecutivo para que los precios al consumidor no crezcan de forma desbocada como lo han hecho desde verano es el conjunto de investigaciones que está realizando la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), tras la denuncia de varias asociaciones de consumidores. En ellas trata de comprobar si la subida de los precios obedece a un pacto entre la industria alimentaria, algo sobre lo que se manifestó el pasado jueves Ignacio Cruz Roche, director general de Política Comercial del Ministerio de Industria, quién confirmó que los precios de los alimentos están subiendo más en España que en la media de los países de la UE, algo que se escapa de la lógica, ya que los costes son iguales para todos los países, y que espera que resuelva la CNC. Pero para que el consumidor deje de notar las subidas, lo primero que debe bajar es el precio de las materias primas. Por lo tanto, parece que todo el poder para reequilibrar la oferta y demanda de cereales y provocar una bajada de precios, tan sólo parcial, está en manos de la Unión Europea. La primera decisión adoptada por las autoridades comunitarias fue retirar la prohibición de cultivar sobre el 10% de las tierras de barbecho en Europa. Y ésta parece que puede ser la medida que más cereal aporte a las empobrecidas reservas de la Unión Europea, mermadas por la tozudez de la Política Agraria Común (PAC) en evitar la existencia de excedentes.

José Luis de Miguel, responsable del departamento de Política Agraria de la COAG, apunta que ya se están sembrando esas tierras y que el mayor impacto se puede dar en Alemania y Francia, donde se encuentran la mayoría de las tierras y donde el suelo es más fértil. “Con esta medida se pueden conseguir unos cuantos millones de toneladas que sirvan para crear excedentes que puedan ser utilizados en caso de que se produzca otra crisis similar”, apunta. No obstante, De Miguel deja claro que el precio de las materias primas los seguirá marcando el mercado mundial y que el escenario de precios bajos vividos en 2006 y la primera mitad de 2007 no va a volver, al menos, a medio plazo. “La subida del petróleo ha encarecido los costes de producción en todo el mundo y eso hace inviable una coyuntura con precios bajos”, añade. La segunda medida, aprobada esta semana, es el levantamiento de los aranceles sobre las importaciones de cereales, excepto la avena, para rebajar los costes a los países deficitarios en grano y que éstos se puedan abastecer a través de compras libres de impuestos. El responsable de la COAG precisa que el impacto de esa medida será muy limitado, “ya que el coste de la tonelada de cereal oscila entre 230 y 240 euros por tonelada y el arancel apenas supone 6 euros, que es prácticamente lo mismo que puede bajar o subir el precio en una semana”. Otra tercera idea, sugerida por Naciones Unidas, adoptada por las asociaciones de ganaderos y que inquieta sobremanera a la Unión Europea, consistiría en establecer una moratoria de cinco años para las políticas de incentivos fiscales a los biocombustibles. Frente a la teoría generalizada de que la producción de biodiésel o de bioetanol no era responsable de la subida de los precios, Naciones Unidas advierte sobre las distorsiones introducidas por el mercado de los carburantes verdes.

En esa misma línea, el catedrático de Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid, Carlos Tió, ha realizado un estudio en el que evidencia el efecto de los biocarburantes sobre los precios de las materias primas y la necesidad de poner coto a las ayudas a los mismos. “No existe ningún negocio en el mundo como el de los biocarburantes, en el que las políticas continentales, en especial la de la Unión Europea, le ha garantizado un crecimiento sostenido durante al menos 15 años”, apunta. A su juicio, esto ha provocado un fuerte movimiento especulativo hacia este tipo de industria que por ahora no es visible, pero que sí lo será a medio plazo. Tió asegura que la diferencia entre la producción y el consumo mundial fue de 13,5 millones de toneladas en 2006 (un 0,8% de la producción mundial), una cifra insignificante frente a los 109 millones de toneladas (el 6,5% de la producción) que EE UU ha sacado del mercado alimenticio para producir bioetanol. Por lo tanto, a España sólo le queda esperar una mejor cosecha para el próximo año y aguantar el chaparrón hasta que pasen al menos los dos primeros trimestres de 2008. Una vez cruzada esa frontera, el precio de los alimentos bajará, tal y como están aventurando algunos portavoces del Gobierno, pero no porque se abarate la materia prima, sino simplemente porque el precio de 2008 será menor en su comparación con el de 2007.

El final de la comida barata.



Que los alimentos han subido fuertemente este año ya es un hecho que hemos constatado todos los consumidores al afectarnos directamente donde más nos duele: en nuestro bolsillo.

Que el incremento en el precio de los cereales y piensos ha golpeado muy duramente a todos los ganaderos también es un hecho incontestable. He ahí la grave crisis ganadera por la que se está atravesando, crisis que se debe simplemente al hecho de que al ganadero no se le permite repercutir el coste creciente que le supone la alimentación del ganado.

Desde el Gobierno se intenta desviar la atención sobre las verdaderas causas y consecuencias del fuerte incremento de los alimentos, y paralelamente, no se atreve a tomar "cartas en el asunto" en lo que se refiere a la falta de transparencia en la formación de precios y en los márgenes abusivos que se quedan los intermediarios. Estos dos puntos son los que debieran centrar la máxima atención por parte de nuestro Gobierno.

He oído varias veces cómo se nos quiere transmitir cierta sensación de tranquilidad al afirmar que el elevado precio de los cereales es de naturaleza coyuntural y transitoria. Yo no estoy de acuerdo.

Permitidme un paralelismo. Ahora que la crisis inmobiliaria está quedando al descubierto y ya empieza a ser reconocida abiertamente, me viene a la memoria cómo unos amigos del trabajo me hacían llegar noticias de la prensa extranjera advirtiendo de lo que los expertos internacionales ya veían venir, mientras que desde España se negaba la mayor.

Lo mismo sucederá con los precios de las materias primas y de los alimentos, que como muy bien dice un artículo en el diario "The economist" deberíamos concienciarnos de que "se acabó la época de la comida barata". Este artículo contiene reflexiones muy interesantes, que seguro nos hará pensar. Se trata, una vez más, de otro punto de vista a tener en cuenta, aunque no lleguemos a estar de acuerdo con todos los puntos vertidos.



Seguidamente intentaré traducir su contenido, ya que aunque he visto alguna traducción al castellano de este artículo, no acababan de convencerme.

El final de la comida barata

6 de Diciembre de 2007
A partir de la edición impresa de "The Economist"

La subida del precio de los alimentos constituye una amenaza para muchos; al tiempo que representa una enorme oportunidad para el mundo.

Hasta donde la mayoría de la gente puede recordar, la comida ha venido siendo cada vez más barata y la agricultura ha estado en claro declive. Entre 1974 y 2005 los precios de los alimentos en los mercados mundiales cayeron en 3/4 en términos reales. La comida hoy es tan barata que occidente está combatiendo una glotonería que viene acompañada del hecho de que se tiren pilas de sobras de comida a medio comer a la basura.

Es por eso que el incremento de precios de este año ha sido tan extraordinario. Desde la primavera, los precios del trigo se han doblado y el de casi todas las cosechas bajo el sol -maiz, leche, semillas oleaginosas, que lleguemos a nombrar- se haya en su máximo o muy cerca de él en términos nominales. El índice de precio de los alimientos de The Economist es hoy más alto que nunca antes desde que fuese creado en 1845 (véase tabla). Incluso en términos reales, los precios se han disparado un 75% desde el año 2005. Sin duda los agricultores satisfarán los altos precios con inversión y una mayor producción, pero, aún así, la comida cara persistirá probablemente durante años (ver artículo).



Esto se debe a que la "agflation" (en referencia a la inflacción causada por el aumento de los precios del sector agropecuario) está apuntalada por cambios a largo plazo en la dieta que acompaña a la salud creciente de las economías emergentes -el consumidor chino que comió 20kg de carne en 1985 se "zampará" más de 50kg este año. Ésto a su vez empuja la demanda de grano: ya que son necesarios 8kg de grano para producir tan sólo 1kg de carne.

Pero el incremento de precios es el resultado de los imprudentes subsidios al etanol de América. Este año los biocombustibles se llevarán 1/3 de la cosecha record del maiz de América. Esto afecta directamente a los mercados de alimentos: llena el tanque del depósito de un SUV ("Sports Utility Vehicle", una especie de todoterreno deportivo) con etanol y habrás usado suficiente maiz como para alimentar a una persona durante un año. Y esto les afecta indirectamente, puesto que los agricultores se cambiarán al maiz en detrimento de otras cosechas. Los 30M de toneladas de maíz extra que se dedicarán a etanol este año equivalen a la mitad de la caída en las reservas de grano mundiales.

La comida cara tiene la capacidad de ser enormemente buena y enormemente perjudicial al mismo tiempo. Afectará negativamente a los consumidores urbanos, especialmente en los paises pobres, al incrementarse el precio de lo que ya es para ellos el elemento más caro en sus presupuestos domésticos. Por el contrario beneficiará a los agricultores y comunidades agrícolas al incrementarse la recompensa de su trabajo; en muchos lugares rurales pobres impulsará la fuente más importante de puestos de trabajo y el crecimiento económico.

Aunque el coste de la comida viene determinado por los patrones fundamentales de la demanda y el suministro, el balance entre lo bueno y lo malo también depende en parte de los gobiernos. Si los políticos no hacen nada, o hacen cosas incorrectas, el mundo se enfrentará a una mayor miseria, especialmente entre los pobres de las ciudades. Si llevan a cabo una buena política, ellos podrán ayudar a incrementar la salud de las naciones más pobres, ayudar contra la pobreza rural, rescatar la agricultura de las subvenciones y otras negligencias -y minimizar el daño a los residentes en barrios pobres y a los trabajadores sin tierra. Hasta ahora, los augurios parecen desalentadores.


"In the trough"

Esa es al menos la lección de medio siglo de política alimentaria. Cualquiera que sea la amenaza supuesta -la falta de seguridad alimentaria, pobreza rural, medidas medioambientales- el mundo parece contar con una única solución: la intervención gubernamental. La mayoría de las subvenciones y barreras comerciales han supuesto un coste enorme. Los trillones de dolares gastados en el apoyo a los agricultores de los paises ricos han conducido a impuestos más altos, peor comida, monocultivos explotados de forma intensiva, sobreproducción y unos precios mundiales que arruinan las vidas de los agricultores pobres en los mercados emergentes. ¿Y para qué? A pesar de la ayuda, muchos agricultores de occidente se han visto acosados por la pobreza. Una productividad en crecimiento significa que se necesitan menos agricultores que, rápidamente, desplazarán a los menos eficientes fuera del sector. Incluso ingentes cantidades de subvenciones no pueden revertir esta tendencia.

Con la "agflation", la política ha alcanzado un nuevo nivel de auto-parodia. Tomemos en consideración las subvenciones supuestamente verdes al etanol. Ya no sólo es el hecho que estén apoyando una versión relativamente sucia del etanol (resulta mucho mejor importar licor a base de azúcar desde Brasil); sino que también está compensando por aquellas subvenciones a los cereales más antiguas que condujeron a una bajada de los precios al favorecer una sobreproducción. La intervención se multiplica como las mentiras. Ahora los países como Rusia y venezuela han impuesto controles de precios -una ayuda a los consumidores- para compensar la ayuda de América a los productores de etanol. Mientras tanto, los altos precios del cereal están persuadiendo a la gente a cortar bosques para plantar más maiz.

La comida cara constituye una oportunidad para romper este ciclo vertiginoso. Unos mayores precios de mercado harán posible reducir las subvenciones sin herir a los ingresos. La factura agraria está siendo debatida ahora en el Congreso Americano. La Unión Europea ha prometido una revisión a fondo (no aún una reforma) de su mecanismo de apoyo a la agricultura. Las reformas de las últimas decadas han luchado, de hecho, con los programas agrícolas del mundo rico -pero sólo tímidamente. Ahora llega la oportunidad de que los políticos muestren que son serios cuando ellos dicen que quieren resolver los problemas de la agricultura.

El recorte de las subvenciones y las barreras mercantiles en el mundo rico ayudará a aquellos que vienen pagando tasas; podría hacer revivir la bloqueada Ronda de Doha, impulsando la economía mundial; y, mucho más importante, podría ayudar directamente a muchos pobres. En términos de política económica, es difícil pensar en un bien más grande.


Donde se necesita realmente la ayuda del Gobierno


3/4 de los pobres del mundo viven en áreas rurales. Los devaluados precios mundiales creados por las políticas agrarias durante las pasadas décadas han tenido un efecto devastador. Ha habido una caida continua de la inversión en agricultura y las cosas que la sustentan, como la irrigación. El porcentaje del gasto público dedicado a la agricultura en los países en desarrollo ha caído casi a la mitad desde 1980. Los paises pobres que antes solían exportar comida, ahora la importan.

La reducción de las subvenciones en occidente podría ayudar a revertir esta tendencia. El Banco Mundial reconoce que si se liberalizase la agricultura, los precios de las cosas en que los países pobres se especializan (como el algodón) subirían y los países en desarrollo podrían obtener ganancias de sus exportaciones crecientes. Y dado que la agricultura supone 2/3 de los trabajos en los países más pobres, es el factor más importante que podría contribuir en las primeras etapas del crecimeinto económico de estos paises. De acuerdo al Banco Mundial, los países realmente pobres obtienes tres veces más ingresos extra por un incremento de su productividad agraria comparado con el mismo crecimiento en los sectores de la industria o de los servicios. A largo plazo,
las crecientes granjas y los mercados abiertos proporcionan un suministro seguro de comida.

Sin embargo, hay un punto obvio -y aquel que justifica la ayuda del Gobierno. Los altos precios tienen un impacto mixto en la pobreza: harán daño a cualquier pais que pierda más por una comida cara que lo que gane por unos mayores ingresos. Y eso significa más de un billón de consumidores urbanos (y algunos trabajadores sin tierra), muchos de los cuales tienen una influencia política en los paises pobres. Dada la velocidad de los incrementos en el precio de la comida de este año, los gobiernos de los mercados emergentes no tienen otra alternativa que intentar suavizar sus efectos.

Donde puedan, estos gobiernos deberían subvencionar los ingresos de los pobres, en lugar de la comida en sí misma, porque esto minimiza las distorsiones sobre los precios. Donde las subvenciones sobre la comida sean inevitables, éstas debieran ser temporares y dirigidas sobre el pobre. Hasta ahora, la mayoría de las intervenciones del gobierno en mundo pobre han fallado: los políticos que parecen creer en la comida barata como parte del orden natural de las cosas han utilizado el control de los precios y las restricciones a la exportación, que tanto daño hacen a los agricultures y que ciertamente fallarán.

A lo largo de estos últimos años, ha crecido el sentimiento en que los ricos están devorando la salud del mundo. En los paises pobres, las crecientes diferencias en los ingresos adoptan la forma de una brecha entre la ciudad y el campo: los ingresos han estado creciendo mucho más rápido para los habitantes urbanos que para los del campo. Gestionada de una forma apropiada, la comida cara es una de esas oportunidades únicas en una generación para estrechar las disparidades en ingresos y para "destetar" a los agricultures ricos de las subvenciones y ayudar a los más pobres. La recompensa última, sin embargo, no será simplemente para ellos: es conseguir un mundo más rico y más justo.

viernes, 28 de diciembre de 2007

La frase del año...



geroa.org la utilizaba como punto de partida para uno de sus artículos de final de año. La frase es de un pescador de Bermeo, y resume muy claramente una de las principales causas de la actual e intensa crisis por la que atraviesa el sector primario en España.

“El problema de quienes trabajamos en el Sector Primario, ya sea en tierra o mar es el mismo, nos roban cuando compran el fruto de nuestro trabajo y se enriquecen cuando lo venden a quienes lo consumen"
Este problema no es una novedad y es de sobra conocido por todos los hombres del campo (y del mar). Lo que ha sucedido es que aunque paulatinamente se ha venido perdiendo rentabilidad, hasta ahora todavía se podía "ir aguantando". Pero ahora se ha llegado a un estrechamiento tan acusado de la rentabilidad, que se ha llegado a situaciones insostenibles (e incluso de pérdidas cuantiosas). Eso a pesar de lo que se diga en la prensa escrita:



Cualquier economista desaconsejaría continuar con la actividad agraria y cambiar de profesión, porque, de no cambiar las cosas, el desenlace será fatídico.

Los hombres y mujeres del sector tienen que soportar cómo otros fijan los precios que perciben por la venta de sus productos, al igual que los precios que han de pagar por sus insumos (algo inconcebible en una empresa convencional, donde al menos le queda un cierto grado de libertad aún en un contexto de libre competencia de precios).

Las ayudas directas no constituirán una solución definitiva y siempre se presentarán insuficientes. Hace falta una regulación mínima del mecanismo de formación de precios, que como mínimo permita repercutir en los precios en origen tanto el incremento de costes como el coste de la vida en los productos.

Toda esta situación a mi modo de ver vendría condicionada por el hecho mismo de la existencia de ayudas a la producción por parte de la PAC, y por no evolucionar éstas acorde a la evolución del mercado. Antes el precio de un producto producido dentro de la UE era mucho mayor que el que tenía el mismo producto producido fuera de la UE. Ahora, los precios tienden a equipararse de forma global en todo el mundo.

Si el hecho de que la producción en la UE haya venido siendo subvencionada es utilizada por los grandes intermediarios para no subir o incluso bajar los precios en origen en este contexto de costes crecientes para los productores creyendo que el agricultor y/o ganadero no lo resentirá porque para eso están las ayudas de la PAC, están obrando erróneamente (por error) o con mala fé de forma deliberada.

Es de una lógica aplastante, ante esta situación no caben más que dos soluciones:
1) incrementar las ayudas de la PAC (algo que va "contra natura" según las pretensiones del "chequeo médico")
2) permitir repercutir los mayores costes en origen.

Curiosamente, estos puntos no se han incluido en el acuerdo firmado por las OPAs con el MAPA.

Que si promocionar el consumo de carne, que si derechos de ovino/caprino de acceso gratuito, etc.

Se está rodeando el problema y nadie lo está enfrentando de forma directa.

Para ilustrar el extremo al que han llegado los abusivos márgenes comerciales (tan advertidos por las distintas OPAs) baste considerar el precio de los cítricos. En el enlace publicitario que incluyo en esta misma página:



se apuesta por la venta directa al consumidor de naranjas naturales de Palma del Río (Córdoba).

Aquí estamos ante una iniciativa emprendedora a nivel familiar, dos hermanos que han apostado por continuar con unas fincas en las que sus antecesores siempre han venido cultivando cítricos. Con la creación de una página web, que en breve permitirá pago electrónico, así como con un esfuerzo de búsqueda de clientes aquí en Madrid donde vive la hermana, ya están consiguiendo poco a poco una cuota incremental de clientes.

Ahora ya podemos retomar el tema de los márgenes abusivos. Echemos cuentas: ¿si en origen se pagan 0,20 EUR por kilo de naranja, y ellos pueden vender a 2 EUR por kilo (incluso asumiendo costes de transporte por paquetería, mucho más caros que los que tendrá la gran distribución), cuánto se llevan los intermediarios?



Los márgenes de la gran distribución, aparte de abusivos, resultan claramente injustificados, máxime cuando las naranjas que se venden en este portal son de una calidad indiscutiblemente superior a las que encontramos en muchos supermercados, además de su máxima frescura, ya que se envían justo después de haber sido recién cortadas (en menos de 24 horas) directamente a la casa del cliente.

Si a nivel particular se puede llegar a ofrecer mejor calidad y mejor servicio al consumidor que la gran distribución (a la que se le supone una gran infraestructura logística capaz de reducir enormemente los costes de transporte), sólo cabe una conclusión, que coincide con la del pescador de Bermeo. Nos roban y se enriquecen a costa del trabajo de los hombres del campo.

Lástima que el ejemplo anterior no sea de aplicación a todos y cada uno de los productos del campo y del mar. Más de una vez he pensado cuán distinta podría ser la situación si mi hermano pudiera enviar sus corderos directamente a los potenciales clientes, evitando a todo intermediario. Ni siquiera el hecho de pertenecer a una cooperativa le coloca en una posición de notable mejoría frente a la crisis.